Mi pescadero no es español. Esto no pasaría de ser una anécdota irrelevante e insignificante si no estuviéramos hablando de un pequeño empresario que se juega mucho en el lenguaje. Cuando empezó a trabajar aún no hablaba ni castellano ni catalán perfectamente, pero ha ido mejorando a pasos agigantados. Esta mejora ha ido en paralelo a conocer la jerga propia del negocio, las distintas variedades y características del pescado que comercializa y algunas expresiones necesarias para entender las bromas y chascarrillos que facilitan tratar con cercanía a los clientes para que se sientan apreciados y valorados.

Todo este esfuerzo ha ido consolidando su negocio gracias a una clientela cada vez más estable y fiel. Poco a poco ha ido conociendo a cada uno de sus clientes, sus preferencias y gustos culinarios, y el idioma en que a cada uno le gusta que se le dirijan; ha podido personalizar el trato, en definitiva. Se ha ganado la confianza de sus clientes y, lo que es aún mejor, ha generado una confianza que atrae a otros nuevos. Casi nada.

Hygge es un concepto de procedencia danesa. Tiene que ver con el sentirse bien y más cerca de la felicidad, con propiciar, valorar y disfrutar de los pequeños placeres cotidianos que nos hacen felices. Así de sencillo y de complejo. Se trata de disfrutar de las pequeñas cosas, de la armonía que genera el bienestar de compartir con los demás pequeños momentos de charla o un té caliente con un trozo de pastel. Hygge tiene que ver con uno mismo, pero también con compartir y disfrutar compartiendo.

Desde hace unos años tengo la costumbre de regalarme un momento de intenso disfrute personal, y se trata de un gesto muy simple. Después de cenar y antes de mi tiempo de lectura en el salón, corto una onza de chocolate negro que como lenta y pausadamente antes de comenzar a leer. El momento es intensamente mío, me hace muy consciente del presente porque está vinculado al gran placer de la lectura que me espera a diario después de cenar.

¿Os imagináis marcas tan preocupadas por generar confianza como mi pescadero, marcas desarrollándose en el entorno del compartir que genera el hygge, marcas regalando pequeños placeres como una onza de chocolate?