El diseño óptimo de un producto marca la frontera de su deseabilidad. De él depende que el cliente disfrute de su uso o que se frustre y lo abandone. De ahí que el diseño sea un facto decisivo en la construcción de una marca. El packaging es el envoltorio o empaquetado y cumple la función de diferenciar un producto del resto.

packaging

Se trata de un factor muy importante a la hora de elegir entre varios productos, en la medida que comunica nuestra marca y es un punto de contacto directo con el consumidor. En este sentido, conviene recordar que el packaging es uno más de los elementos que configuran la identidad corporativa, y, por tanto, también proyecta y pone en escena lo que somos como empresa. Es importante aclarar lo que nos recuerdan Julio Pérez-Tomé y Christopher Smith en su libro Beautiful Pyme: ”La marca equivale a los atributos y los valores de la empresa, mientras que la identidad los proyecta”.

 También son parte de nuestra marca la experiencia que vive el cliente, la sonrisa, la amabilidad, el uso accesible del producto y todo aquello que como personas y clientes nos gustaría recibir, puesto que todos somos al mismo tiempo trabajadores o empresarios y consumidores. Toda esta experiencia conforma un nuevo revestimiento para  nuestra marca. Pero voy más allá: no se trata solo de que toda la organización interiorice la marca o de que esta se cree para el cliente, sino de que se haga directamente desde la perspectiva del cliente y no desde la nuestra como empresa. Así, la marca emergerá simplemente como una consecuencia de todo esto, y la rentabilidad no será un objetivo sino una circunstancia natural de trabajar nuestra marca. Es necesario, por tanto, no perder de vista  estos aspectos esenciales y desvestir la marca para que se presente con este otro packaging.