El arquitecto alemán  Mies van der Rohe dejó para la posteridad uno de los lemas más repetidos cuando queremos referirnos a una propuesta artística de corte esencialista: «Menos es más». En este concepto se fundamenta un movimiento plástico aplicable prácticamente a todas las artes que adquiere especial relevancia a partir de la segunda mitad del siglo pasado: el minimal art.

menos es más

 

Al margen de posteriores resonancias decorativas (que se refieren a espacios diáfanos, poco recargados y libres de elementos decorativos), la importancia, las raíces y la relevancia de este planteamiento artístico son mucho más decisivas y trascendentales. Se trata de ofrecer al espectador la posibilidad de reflexionar y tomar conciencia de la parte más esencial —del punto cero, podríamos decir— a la que puede ser reducido un ejercicio artístico: su parte más auténtica, su mínima expresión; pero también su simple verdad, desnuda y expuesta a la mirada: lo que ves es lo que hay.

¿Qué tiene que ver el minimalismo con el branding? En estos tiempos veloces de consumidores hiperinformados donde nada se puede esconder, recurrir como marca a la esencia de tu verdad se torna decisivo si el objetivo es que la empresa pueda operar desde el activo más importante que posee, esto es, su marca. Es así como esta dejará de ser la vestimenta del producto para convertirse en un agente de transformación social y cultural. Pues bien, para ello debemos construir el edificio desde la base de ser auténticos, y mostrar siempre lo que somos de una manera veraz y constatable.

La primera comunicación y manifestación de las marcas no debe ser decir lo que hacen, sino simplemente hacer lo que dicen que hacen. Y es justamente aquí donde el branding entronca directamente con los planteamientos del minimalismo.  Merece la pena recordar lo que dice Philip Kotler: «Las misiones de marca no tienen que ser complicadas ni sofisticadas. De hecho, deberían ser simples para permitir cierta flexibilidad en el alcance del negocio». Esta afirmación adquiere aún más relevancia si la ponemos en relación con esta otra del artista  Robert Morris,  uno de los más importantes exponentes del movimiento minimalista: «La sencillez de la forma no implica la simplicidad de su experiencia».