Después de subir a la habitación del hotel a recoger mis cosas, no pude evitar consultar un instante el pajarito de mi iPhone, que, a modo de oráculo, me regaló un tweet de alguien de mi TL que tenía mucho que ver con lo vivido en el desayuno. Decía así: “Separar ‘profesionales’ de ‘personas’ es peligroso. Hay conflictos en las empresas por el doble rol”. La verdad es que hay cosas sencillas y obvias que recaen en el lado humano y que ayudan definitivamente a la marca. La mayoría de popes y gurús que escriben sobre marcas nos recuerdan la importancia de crearlas de dentro hacia fuera, y lo esencial que resulta que los empleados estén implicados, ilusionados y que, en última instancia, sean los mejores transmisores de la esencia de nuestra marca.
LA INDULGENCIA DEL GENIO
Dudo si es un atrevimiento por mi parte, sin ser experto en moda, opinar y adentrarme en el
pantanoso tema de si la moda se puede considerar una disciplina artística y,
siendo así, el valor de la misma como arte. Lo cierto es que después de la
visita a la exposición de Yves Saint Laurent en la Fundación MAPFRE, el cuerpo
me pedía un post.